Entre películas y series, Netflix también se enfoca significativamente en la creación de documentales o docuseries, algunos de los cuales han tenido un éxito sobresaliente, como “The Last Dance”, que se centra en la vida de Michael Jordan. Nuevamente, la plataforma se aventura en el ámbito deportivo con un contenido que ha conquistado rápidamente a su audiencia.
Se trata de “Beckham”, una serie documental compuesta por cuatro episodios, cada uno con una duración aproximada de una hora. Esta serie aborda la vida del exfutbolista inglés David Beckham, quien ha dado un giro en su carrera y se ha convertido en un dirigente importante, desempeñando un papel fundamental en la llegada de Lionel Messi al Inter Miami.
Sinopsis de “Beckham,” la nueva docuserie de Netflix: “Con material audiovisual inédito, esta serie documental traza la vertiginosa trayectoria de David Beckham, desde sus modestos comienzos hasta su ascenso como una estrella en el mundo del fútbol”, describe la sinopsis oficial de Netflix.
Tal vez conscientes de que una simple hagiografía audiovisual difícilmente trascenderá en el tiempo, muchas grandes figuras del deporte han preferido que cualquier retrato suyo, ya sea documental, docuserie o como prefieran llamarlo, venga respaldado por alguien de prestigio. Esto parece ser el caso de “Beckham”, la docuserie sobre David Beckham que acaba de estrenar Netflix y que estuvo bajo la dirección del afamado director Fisher Stevens.
La habilidad de Stevens se evidencia a lo largo de los cuatro episodios de hora y media que componen esta producción centrada en una de las grandes figuras del negocio del fútbol nacidas a finales del siglo pasado. Porque, aunque estemos hablando de un deportista que logró el éxito en diversas partes del mundo, dentro y fuera del campo, recordemos que toda moneda tiene dos caras.
David Beckham, nacido en Londres el 2 de mayo de 1975, jugó en algunos de los mejores equipos del planeta. Desde el Manchester United, el club que lo catapultó a la fama y donde pasó la primera parte de su carrera, hasta el PSG francés, pasando por el Real Madrid de España, el Galaxy de los Estados Unidos y el Milán italiano.
La docuserie de Fisher Stevens sobre Beckham sigue un esquema mayormente fijo: David repasa su trayectoria ante un entrevistador, mientras que en paralelo, vemos imágenes de archivo que nos sitúan en los acontecimientos, además de escuchar las opiniones y comentarios de testigos de cada episodio. La narración sigue una línea temporal, comenzando con el exmediocampista hablando de sus inicios en el fútbol. En este punto, se introduce un personaje secundario esencial: su padre. Difícilmente David habría desarrollado su pasión por el fútbol sin el apoyo de un padre tan devoto del Manchester United y, específicamente, de Bobby Charlton, a lo largo de su vida.
Aunque la madre del exfutbolista también tiene su espacio en la docuserie, el énfasis está en el papel del padre: patear un balón, practicar incansablemente para perfeccionar sus tiros, llevarlo al estadio y hablarle de las leyendas de la selección inglesa. Estas son experiencias que muchos padres comparten con sus hijos, tratando de transmitirles la idea de que el fútbol no es solo un deporte, sino el más hermoso del mundo. Sin embargo, no todos los niños tienen el don de patear un balón con la gracia de David Beckham.
Debido a esta habilidad innata (las imágenes de archivo con el joven Beckham superando categorías y cambiando de camisetas son realmente sorprendentes), no pasó mucho tiempo antes de que alguien lo “descubriera”. Así, se uniría al club más exitoso de Manchester y conocería a un hombre que desempeñaría un papel crucial en su vida, en ocasiones ocupando el lugar de su padre como influencia: el entrenador escocés Sir Alex Ferguson.
En una época en la que los “tres puntos” lo son todo, es casi inimaginable encontrar un entrenador como el mencionado anteriormente. Ferguson dirigió al Manchester United durante casi tres décadas e imprimió su filosofía no solo en los vestuarios, sino también fuera de ellos. No siempre ganó campeonatos, pero sí infundió una mística y una identidad al club que nunca volvió a ser el mismo después de su partida (actualmente, el Manchester United sufre bajo la dirección de Erik ten Hag, un entrenador neerlandés).
Para respaldar cada afirmación en la docuserie sobre Sir Alex Ferguson y otros temas, la producción cuenta con una amplia gama de testimonios. Desde excompañeros de equipo hasta rivales, pasando por expresidentes de clubes, paparazzis, utileros e incluso recepcionistas. Cada uno aporta su perspectiva para dar forma a un producto de gran seriedad.
Una forma de combinar estos testimonios con el objetivo de evitar convertir la docuserie en una simple adoración a una figura famosa es mostrar no solo a grandes amigos y admiradores de Beckham, como Gary Neville (exlateral del United y de la selección británica), sino también a aquellos con los que el ex capitán tuvo desacuerdos e incluso enfrentamientos. En un momento de la docuserie, Diego Simeone es presentado como un villano, y Landon Donovan protagoniza los momentos más tensos en el episodio final.
Sin embargo, centrarse principalmente en las críticas de los entrevistados sería injusto, ya que esta producción es, antes que nada, la narración de una historia épica. Beckham experimentó la gloria y ganó la admiración de millones, pero las cosas no le llegaron fácilmente. El mediocampista inglés también vivió momentos sumamente oscuros y situaciones dramáticas. De cada uno de estos desafíos, logró extraer lecciones valiosas, lo que se convierte en su mayor virtud.
En “Beckham” encontramos trofeos y portadas elogiosas de periódicos, pero también experimentamos lo contrario: malos momentos, temporadas sin títulos y, sobre todo, la condena de una sociedad que a menudo ve en el fútbol una vía para liberar sus propias frustraciones. Esto se hizo evidente cuando la selección inglesa fue eliminada del Mundial de Francia 1998 tras perder ante Argentina en un partido en el que David fue expulsado por patear a Diego Simeone, enfurecido por una acción brusca.
Aunque su destino no fue tan trágico como el del colombiano Andrés Escobar, quien sufrió duras consecuencias después de fallar un penal en el Mundial de Estados Unidos, David Beckham vivió su propio calvario. Fue blanco de insultos y amenazas cada vez que jugaba fuera de su país. Su mente soportó meses de abuso. La persecución llegó a incluir ataques cobardes a su esposa, la ex Spice Girls, Victoria Beckham.
En este punto, es necesario destacar la importancia de Victoria en la vida del exfutbolista británico, lo cual es otro pilar de “Beckham”. Su historia de amor, retratada inicialmente como un cuento de hadas, se desarrolló de manera única. Mientras ambos disfrutaban de la atención de los medios al principio, con el tiempo, también sufrieron las consecuencias de la exposición mediática. El “Spice Boy” y la “Posh Spice” parecían ser uno solo cuando se trataba de tomar decisiones. David no necesita decirlo en la docuserie para dejar en claro que, a lo largo de su carrera como futbolista, tomó decisiones pensando en Victoria en primer lugar, en segundo lugar y en tercer lugar, salvo algunas excepciones, por supuesto.
Con un padre que pasó de ser el principal apoyo en la carrera de su hijo futbolista a un mero espectador, y con una madre que siempre estuvo presente, el papel de Sir Alex Ferguson y Victoria Beckham se volvió cada vez más influyente. El primero trató de moldear a David a su imagen y semejanza, como si fuera una figura de cerámica, aunque nunca llegó a ser exactamente como Ferguson esperaba. La segunda dejó en claro qué la hacía feliz y qué no, influyendo en las decisiones futuras de su esposo fuera de Inglaterra.
Con un entrenador tan controlador como el escocés y una pareja que dejaba poco margen de maniobra, era solo cuestión de tiempo antes de que David Beckham estallara. Esto sucedió cuando el mediocampista respondió con insultos a una reprimenda de su entrenador después de una derrota en la liga doméstica. Este episodio se hizo famoso por el incidente en el que Ferguson pateó un montón de ropa en el suelo, y el calzado de David voló, cortándole la ceja. También ocurrió cuando, desesperado por haberse unido a la entonces poco exitosa MLS, el deportista tomó un avión para unirse al Milán: “Quería seguir jugando para mi selección… en ese momento, no pensé en nadie más que en mí”.
Retomando la estructura de la docuserie, otro aspecto a destacar es cómo ilustra la transformación de la industria del fútbol. Después de su enfrentamiento con Ferguson (“Tuvieron que pararse a detenerme”), el mediocampista dio un salto al Real Madrid (se había especulado inicialmente que se uniría al eterno rival, el Barcelona). Aquí, presenciamos la consolidación de los llamados “Galácticos” (incluyendo a Ronaldo, Figo y Zidane). Con Florentino Pérez a la cabeza, el club principal de la capital española invirtió millones de dólares en el inglés, sin importar que su posición ya estuviera ocupada por el mencionado portugués. Esto dio lugar a giras interminables, anuncios publicitarios, dificultades (Victoria no ocultó su descontento por todas las complicaciones que enfrentaron desde que su esposo dejó Inglaterra por España), pero, sobre todo, a un camino inesperadamente empinado. A pesar de que los títulos no faltaron, la experiencia sirvió para globalizar un nombre que todavía perdura, casi dos décadas después.
El tramo final de la docuserie se centra principalmente en el declive natural de cualquier futbolista. Tras dejar el Real Madrid, David Beckham continuó un camino primero incierto y luego más seguro. Vemos su llegada al Los Ángeles Galaxy cuando la MLS era insignificante en comparación con la liga que ahora cuenta con Lionel Messi. La producción de Netflix es objetiva y, sin temor a herir sensibilidades, señala claramente, a través de las declaraciones de sus entrevistados, que el fútbol estadounidense simplemente no tenía relevancia en el mundo del fútbol en ese momento. David se dio cuenta de esto con el tiempo y se trasladó al Milán, lo que nuevamente causó problemas con Victoria debido a la mudanza. Finalmente, concluyó su carrera en el PSG, otro club acostumbrado a gastar grandes sumas de dinero, pero que aún no había logrado triunfar a nivel internacional. Este fue el momento en que David Beckham tuvo que enfrentar algo que muchos futbolistas temen: decir adiós. En la pantalla, admite que le costaba cada vez más levantarse de la cama para entrenar. Así llegó al punto final de su carrera, propia de un destacado futbolista moderno.
“Beckham” destaca por sus testimonios de primera mano, equilibrados entre elogios y críticas, que incluyen a figuras como Ferguson, Capello, Landon Donovan y hasta el propio Diego Simeone. Además, gracias a su rica selección de imágenes de archivo, no solo apreciamos sus goles y tiros libres magistrales, sino también momentos de su vida conyugal en una pareja que bien podría haber sido protagonista de una película de Hollywood. Sin embargo, lo más destacado de esta docuserie es su enfoque en cómo el dinero comenzó a dominar el mundo del fútbol hace casi dos décadas, en un deporte que se transforma a una velocidad vertiginosa. En resumen, “Beckham” de Netflix es uno de los mejores productos audiovisuales relacionados con una figura destacada del deporte de élite que supo moverse entre portadas y vestuarios sin perder la perspectiva ni perder el contacto con la realidad, una hazaña cada vez más rara en estos tiempos.
Sinopsis: Con imágenes inéditas, esta serie documental sigue el meteórico ascenso de David Beckham, desde sus humildes orígenes hasta convertirse en estrella del fútbol mundial.
Elenco: David Beckham, Sir Alex Ferguson, Gary Neville, Victoria Beckham
Duración: 4 episodios
Director: Fisher Stevens